domingo, abril 10, 2011

Tantas despedidas, y al final sigo siendo la misma

No me puedes cambiar, ni yo puedo.
Retomo mis domingos sólo míos, aunque llenos de cosas que no me gusta hacer (nunca he sido un ama de casa ni lejanamente perfecta), siguen siendo míos. En esencia soy inevitable, como lo verás.
No me gustan las despedidas telefónicas, ya lo había dicho, me parecen aberrantes, ni me gustan las cosas a medias, pero la verdad es que al final nada termina. Tendemos hilos transparentes que pueden volverse invisibles, pero no terminar. Aunque haya olvido de por medio.
Así es, querido, que sigo estando en ti, aunque lo niegues o te emberrinches.
Y tú en mí, aunque siempre me emberrincho.
Mientras tanto, sigo tendiendo hilos transparentes, eso es la vida.

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