Horadar las tinieblas con una lámpara es perder la lámpara y las tinieblas

miércoles, abril 03, 2013

Despedidas crónicas y sexo a plena luz

Después de muchos meses, tuve una vuelta crónica que tendrá su ya clásica despedida crónica. ¿A quién queremos engañar? El día, lleno de desatinos -será porque me puse La Minifalda, ya me había pasado antes, pero quise experimentar nuevamente- se acaba con una imagen en la mente, que hace tiempo que no tenía. Y me excita. Y me entristece. Y me hace enterarme, una vez más de que estoy dolorosamente y exquisitamente y excitadamente viva.

Su imagen, y el sexo a plena luz.

 A diferencia de otros amantes, el sexo a plena luz pertenece a los amantes de oficina. A los que se escapan a medio día o a media tarde, los que no pueden esperar, los que nunca existen de noche. Después leí un blog interesante sobre sexo y desnudez. ¿Vale menos el sexo que se hace vestido? ¿Qué hay entonces del sexo que se hace sobre la ropa, o del que se lleva a cabo con los ojos, con la imaginación, que es la más lasciva, la más permisiva, la que tiene más manos y más penes y más clítoris y más lenguas?

Independientemente de la luz o de la ropa, el sexo, ese que es rico, se debe hacer como sea, pero sin miedos. Entregarse, entregar el cuerpo (ya lo demás, el amor, el compromiso o el encuentro furtivo, será de cada quién). Yo, por ahora, me entregaré a ese delicioso de la imaginación. Desnuda ya estoy.

 

lunes, noviembre 21, 2011

FeLiNo

Festival de Literatura del Noroeste

Siempre es difícil hablar de algo sin tomar postura, o sin que se piense que se está tomando una postura, a favor o en contra de alguno de los implicados en un desmadrito. El FeLiNo, un encuentro de escritores del Noroeste (aunque hubo más de uno que no era ni escritor ni del noroeste) transcurría con calma. Los escritores leían, comentaban los textos. De eso se trata. Por las noches, siempre la fiesta. Lo digo sin conocimiento de causa, pues en realidad no soy muy fiestera, y sé cómo se dan, en muchas ocasiones, desencuentros al juntar tantos egos con ideas distintas.
Pero hoy, una semana después, me entero del gran alboroto.
La noche del viernes, anterior a irme (el encuentro terminó el sábado y la mayoría se regresaban a sus ciudades de origen el domingo, pero yo regresé un día antes), hubo un encuentro desafortunado entre Fidelia Caballero y Gerardo Navarro Nemónico. Lo que supe, por boca de Fidelia, porque la encontré en el hotel ya pasada la media noche, es que Gerardo Navarro la golpeó en la cara. Todo por un desacuerdo. No tengo más información. Al día siguiente no la vi, pero vi las fotos en donde se ve semejante morete, prueba del abuso de la fuerza.
Ahora, una semana después, veo que el Facebook se ha convertido en un sitio de apoyo, linchamiento y vertedor de puntos de vista de un suceso que apenas se conoce. Se sabe del golpe, reprobable desde cualquier punto de vista, pero no se conocen las circunstancias. En cartitas se dicen entre ellos que si ella lo trató de patear primero, que si él esto o aquello. Que sólo fue un golpecito. Inmediatamente las muestras de simpatía hacia Fidelia y las faltas de respeto hacia Gerardo. Sinceramente no conozco a ninguno de los dos escritores, y definitivamente estoy en contra de la violencia en cualquiera de sus presentaciones. Y más porque uno se imagina que quienes usan la palabra para vivir, sabrán usarla para acordar.

Lo que yo veo de este desafortunado desencuentro:
1. Es reprobable el uso de la violencia contra las mujeres, los hombres, los niños y los animales. El hecho de que Fidelia sea mujer no cambia nada; fue víctima de violencia, y eso habría que denunciarlo.
2. Entre las muestras de simpatía hacia Fidelia encuentro comentarios como (y no cito, sólo escribo lo que recuerdo): "Ahora me gusta más lo que escribes". Y me sorprende que se mezclen de esa manera el apoyo y el gusto literario.
3. Fidelia no quiere hacer una denuncia, aunque Gerardo insista en que se arregle de manera legal. ¿Por qué? Digo, ya bastante grande es el escándalo.

Y me pregunto, ¿cómo cambiará el panorama de la literatura del noroeste a partir de ahora? ¿Será que a partir de este momento encontraremos más a menudo la poesía de Fidelia Caballero y no encontraremos textos de Gerardo Navarro? ¿Afectará literariamente todo este desmadrito?

Fidelia, te apoyo en todo, en casi todo. La violencia nunca, nunca es una respuesta y nunca, nunca es justificada. Pero habría que hacer bien las cosas.

Y no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hubiera pasado si en lugar de golpear a Fidelia Caballero hubiera golpeado a un hombre, a un escritor cualquiera de los que se encontraban en Rosarito esa noche de copas? Creo que hubiera sido tan sólo un pleito entre borrachos (como seguramente se han dado en todos los encuentros literarios) que sería igual de injustificado, pero mucho menos escandaloso. ¿Por qué?

Finalmente, me parece desafortunada la circunstancia que rodea a la calidad literarira. Habría que desunir las cosas.

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domingo, abril 10, 2011

Planeta superpoblado y nosotros más solos que nunca

La era moderna nos promete felicidad aquí en la tierra, no después de la vida, en una muerte que no sabemos qué es. No se cree ya en el paraíso posterior, se desea el paraíso aquí. El miedo al dolor es inminente, ¿por qué sufrir, si a este mundo vine a ser feliz?
Con la promesa de la felicidad usualmente viene la promesa del progreso. Un futuro que siempre es mejor, pero que no deja de ser un sueño al que nos aferramos y que nunca – o casi nunca- llega.
La soledad es el mal moderno, o yo diría, actual. En la búsqueda de felicidad nos alienamos, tememos abrirnos, entregarnos. El resultado es un sufrimiento, si no más grande, sí más duradero: el solipsismo.

Ahora entiendo cómo es que se puede estar con alguien – o creer que se está – y estar profundamente solo…

La solitude
La solitude fait partie de la nature humaine.
Mais, dans notre société aliénante,
la solitude des individus s’en trouve décuplée.
À l‘ère de la communication,
jamais la solitude des individus n’a été aussi grande

Tantas despedidas, y al final sigo siendo la misma

No me puedes cambiar, ni yo puedo.
Retomo mis domingos sólo míos, aunque llenos de cosas que no me gusta hacer (nunca he sido un ama de casa ni lejanamente perfecta), siguen siendo míos. En esencia soy inevitable, como lo verás.
No me gustan las despedidas telefónicas, ya lo había dicho, me parecen aberrantes, ni me gustan las cosas a medias, pero la verdad es que al final nada termina. Tendemos hilos transparentes que pueden volverse invisibles, pero no terminar. Aunque haya olvido de por medio.
Así es, querido, que sigo estando en ti, aunque lo niegues o te emberrinches.
Y tú en mí, aunque siempre me emberrincho.
Mientras tanto, sigo tendiendo hilos transparentes, eso es la vida.

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martes, junio 15, 2010

Solitude...

Junto toda mi soledad. Tengo algunos planes, algunas ideas. Pero sigo pensando que una despedida por teléfono, por mensaje, es lo más aberrante que existe. Es importante ver a los ojos, siempre, hasta para dejarlo todo. Es de cobardes. Otra vez de cobardes.
Retomo mi vida.
Se aceptan sugerencias.

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miércoles, junio 09, 2010

Mía Gallegos


Vuelvo a la noche

De pronto vuelvo
a la noche
con mis zapatos de agua.

Me desnudo
en el lento
ejercicio de mis manos
y busco
solamente
un objeto mío,
un pequeño barco,
un cometa,
un circo de inventadas cosas,
figuras cotidianas,
tuyas y mías,
que amo.

Pero sé
que de pronto
me vuelvo inaccesible
y vuelvo a ser silencio
y llama oscura,
donde mi barco
se escapa de tu orilla.

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martes, junio 08, 2010

El consuelo

Después de tanto, pero tanto, sólo quedaba un consuelo. Entre vómitos y cervezas y cigarros, entre la búsqueda de las piezas que la convertirían en alguien, en algo que todavía no sabía, el consuelo era que él, el que se había ido, para la siguiente noche ya tendría a alguien en su cama. Y algún día pasaría lo mismo.

domingo, junio 06, 2010

Jaguar de agua. Mía Gallegos

Jaguar de agua

Yo canto porque no puedo eludir la muerte,
porque le tengo miedo, porque el dolor me mata.
La quiero ya como se quiere el amor mismo.
Su terror necesito, su hueso mondo y su misterio.
Lleno del fervor de la manzana y su corrosiva fragancia,
lujurioso como un hombre que sólo una idea tiene,
angustiadamente carnal con la misma muerte devorante,
yo me consumo aullando la traición de los dioses.

Soledad mía, oh muerte del amor, oh amor de la muerte,
que nunca hay vida, nunca, ¡nunca! sino sólo agonía.
En mis manos de fango gime una paloma resplandeciente
porque el amor y el sueño son las alas de la vida.

Me duele el aire... Me oprimen tus manos absolutas,
rojas de besos y relámpagos, de nubes y escorpiones.
Soledad de soledades, yo sé que si es triste todo olvido,
más triste es aún todo recuerdo, y más triste aún toda esperanza.

Porque el amor y la muerte son las alas de mi vida,
que es como un ángel expulsado perpetuamente.

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