miércoles, abril 03, 2013

Despedidas crónicas y sexo a plena luz

Después de muchos meses, tuve una vuelta crónica que tendrá su ya clásica despedida crónica. ¿A quién queremos engañar? El día, lleno de desatinos -será porque me puse La Minifalda, ya me había pasado antes, pero quise experimentar nuevamente- se acaba con una imagen en la mente, que hace tiempo que no tenía. Y me excita. Y me entristece. Y me hace enterarme, una vez más de que estoy dolorosamente y exquisitamente y excitadamente viva.

Su imagen, y el sexo a plena luz.

 A diferencia de otros amantes, el sexo a plena luz pertenece a los amantes de oficina. A los que se escapan a medio día o a media tarde, los que no pueden esperar, los que nunca existen de noche. Después leí un blog interesante sobre sexo y desnudez. ¿Vale menos el sexo que se hace vestido? ¿Qué hay entonces del sexo que se hace sobre la ropa, o del que se lleva a cabo con los ojos, con la imaginación, que es la más lasciva, la más permisiva, la que tiene más manos y más penes y más clítoris y más lenguas?

Independientemente de la luz o de la ropa, el sexo, ese que es rico, se debe hacer como sea, pero sin miedos. Entregarse, entregar el cuerpo (ya lo demás, el amor, el compromiso o el encuentro furtivo, será de cada quién). Yo, por ahora, me entregaré a ese delicioso de la imaginación. Desnuda ya estoy.

 

3 Comments:

Blogger Unknown said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:37 p.m.  
Blogger Unknown said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

5:38 p.m.  
Blogger Unknown said...

Deberías escribir un libro tipo Fifty Shades of Grey, serías un HITAZO entre las doñas que no lee nada pero les encanta el soft porn, ja ja ja...

5:38 p.m.  

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