Horadar las tinieblas con una lámpara es perder la lámpara y las tinieblas

lunes, noviembre 21, 2011

FeLiNo

Festival de Literatura del Noroeste

Siempre es difícil hablar de algo sin tomar postura, o sin que se piense que se está tomando una postura, a favor o en contra de alguno de los implicados en un desmadrito. El FeLiNo, un encuentro de escritores del Noroeste (aunque hubo más de uno que no era ni escritor ni del noroeste) transcurría con calma. Los escritores leían, comentaban los textos. De eso se trata. Por las noches, siempre la fiesta. Lo digo sin conocimiento de causa, pues en realidad no soy muy fiestera, y sé cómo se dan, en muchas ocasiones, desencuentros al juntar tantos egos con ideas distintas.
Pero hoy, una semana después, me entero del gran alboroto.
La noche del viernes, anterior a irme (el encuentro terminó el sábado y la mayoría se regresaban a sus ciudades de origen el domingo, pero yo regresé un día antes), hubo un encuentro desafortunado entre Fidelia Caballero y Gerardo Navarro Nemónico. Lo que supe, por boca de Fidelia, porque la encontré en el hotel ya pasada la media noche, es que Gerardo Navarro la golpeó en la cara. Todo por un desacuerdo. No tengo más información. Al día siguiente no la vi, pero vi las fotos en donde se ve semejante morete, prueba del abuso de la fuerza.
Ahora, una semana después, veo que el Facebook se ha convertido en un sitio de apoyo, linchamiento y vertedor de puntos de vista de un suceso que apenas se conoce. Se sabe del golpe, reprobable desde cualquier punto de vista, pero no se conocen las circunstancias. En cartitas se dicen entre ellos que si ella lo trató de patear primero, que si él esto o aquello. Que sólo fue un golpecito. Inmediatamente las muestras de simpatía hacia Fidelia y las faltas de respeto hacia Gerardo. Sinceramente no conozco a ninguno de los dos escritores, y definitivamente estoy en contra de la violencia en cualquiera de sus presentaciones. Y más porque uno se imagina que quienes usan la palabra para vivir, sabrán usarla para acordar.

Lo que yo veo de este desafortunado desencuentro:
1. Es reprobable el uso de la violencia contra las mujeres, los hombres, los niños y los animales. El hecho de que Fidelia sea mujer no cambia nada; fue víctima de violencia, y eso habría que denunciarlo.
2. Entre las muestras de simpatía hacia Fidelia encuentro comentarios como (y no cito, sólo escribo lo que recuerdo): "Ahora me gusta más lo que escribes". Y me sorprende que se mezclen de esa manera el apoyo y el gusto literario.
3. Fidelia no quiere hacer una denuncia, aunque Gerardo insista en que se arregle de manera legal. ¿Por qué? Digo, ya bastante grande es el escándalo.

Y me pregunto, ¿cómo cambiará el panorama de la literatura del noroeste a partir de ahora? ¿Será que a partir de este momento encontraremos más a menudo la poesía de Fidelia Caballero y no encontraremos textos de Gerardo Navarro? ¿Afectará literariamente todo este desmadrito?

Fidelia, te apoyo en todo, en casi todo. La violencia nunca, nunca es una respuesta y nunca, nunca es justificada. Pero habría que hacer bien las cosas.

Y no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué hubiera pasado si en lugar de golpear a Fidelia Caballero hubiera golpeado a un hombre, a un escritor cualquiera de los que se encontraban en Rosarito esa noche de copas? Creo que hubiera sido tan sólo un pleito entre borrachos (como seguramente se han dado en todos los encuentros literarios) que sería igual de injustificado, pero mucho menos escandaloso. ¿Por qué?

Finalmente, me parece desafortunada la circunstancia que rodea a la calidad literarira. Habría que desunir las cosas.

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